En este post repasaré ciertas características de la arquitectura financiera actual, ya que es necesario replantearse que pasaría con formas alternativas de conexión entre agentes económicos dada la desastrosa situación social y malfuncionamiento asociado a los mercados financieros globalizados de comienzos de siglo XXI.
1. La arquitectura financiera actual
La arquitectura financiera mundial integrada actual tiene las siguientes características:
a) Exceso de sensibilidad y elevado nivel de concentración de la propiedad en un pequeño grupo de nodos de la red, con incentivos potencialmente nocivos.
El exceso de sensibilidad a pequeñas perturbaciones no pasa desapercibido para ningún investigador social. De hecho, un buen modelo de pronóstico en finanzas, es aquel que es capaz de batir en precisión a la noción matemática del paseo aleatorio o “random walk” browniano también usado en física cuántica. Es decir, como investigador social mi modelo es bueno si consigo batir la idea de que “lo mejor que puedo hacer al referirme a la posición futura del precio-valoración de mi activo, cartera o índice de índices bursátiles, es que con certidumbre, no se nada”. [1]
Esto se debe a que la economía-mundo es un grandísimo sistema de subsistemas no lineales con interacciones complejas, e incluso “pequeñas perturbaciones en la estructura de poder altamente concentrada de un solo nodo de la red, pueden tener consecuencias para la estabilidad del sistema en conjunto” tal y como señalan los modeladores de sistemas complejos Stefania Vitali, James B. Glattfelder, y Stefano Battiston que recientemente calibraron la red corporatocrática global capitalista utilizando un modelo de redes [2].
En su investigación, lograron capturar la forma de relación de las principales entidades sistémicas con el resto del sistema economía-mundo (en términos de participaciones de propiedad de empresas participando otras empresas). Los resultados están adjuntados a continuación:
Figura 1: Red de control corporatocrático
Nota: Los códigos que empiezan por 65,66 y 67 son empresas del sector financiero.
Como puede observarse casi todas ellas son conglomerados financieros, por lo que estar en un eslabón cercano a la fuente de emisión de dinero prueba ser ventajoso. Si os fijáis en la cuarta columna, se puede ver como en 30 corporaciones se condensa y acumula el 32% de la red de control del valor económico mundial (27 de las 30 son financieras).
Si estas 27 entidades fuesen hermanitas de la caridad altruistas y creasen valor real y no meros cambios de dígitos, no le pasaría nada malo al mundo, pero por lo general, el comportamiento de estos agentes económicos se ajusta al perfil psicopático definido por R. Hare [3] tal y como muestra el fantástico documental “La corporación” (que os adjunto aquí [4]).
No sólo infringen daño al prójimo sin mostrar empatía alguna, sino que “racionalmente” tienden a autodestruirse y a acrecentar las fluctuaciones y la inestabilidad. En retrospectiva, hay que darle mérito al ex-economista del FMI, Raghuram Rajan que ya en 2005 [5] y antes de que explotase el esquema Ponzi mundial, apuntaba que: 1) los incentivos nocivos y 2) el exceso de apetito de beneficios por unidad de riesgo existentes en los gabinetes de dirección de los emergentes y exóticos intermediarios financieros de la década de los 2000 (tal y como se puede ver en la Figura 2 los Hedge Funds en morado, aumentan y la participación de hogares cae) podían ser altamente destructivos.
Figura 2: Evolución propiedad
En las conclusiones de su trabajo, Raghuran Rajan vaticinó que estos Hedge Funds se expondrían a pequeñas probabilidades de un gran colapso individual, lo que en conjunto (puesto que en general su patrón de actuación iba a estar muy correlacionado entre sí) podía provocar colapsos económicos inducidos desde el sector financiero.
Los CEOs[6] de estas entidades y sus beneficios: Richard Fuld [7], CEO de la quebrada Lehman Brothers o Joseph Casano [8] CEO de AIG Londres, son claros ejemplos de la dinámica autodestructiva y de los incentivos nocivos. También hay que decir que tenían motivos para jugar de esta forma tan agresiva, ya que a título individual se llevaron cada uno 485 M de $ (por alimentar la cadena de titularización financiera de las subprime con CDOs[9]) y 315 M de $ (vendiendo pólizas de seguros o CDS[10] contra estos CDOs) sin que luego nadie les haya exigido responsabilidad alguna.
b) Inexistencia de mecanismos que actúen a modo de corta-fuegos en caso de contagio de un shock adverso por el sistema
Con la integración tecnológica y de comunicación en tiempo real de los mercados financieros globales y la extensión de los derivados y coberturas, se suponía que iba a aumentar la estabilidad financiera dado que los riesgos se iban a repartir por todo el planeta, siendo la caída de riesgo asociada a este proceso, la bondad principal de la idea de diversificar a escala mundial [11]. “Si no pones todos los huevos en la misma cesta, es más fácil que alguno sobreviva en caso de turbulencia” te decía cualquier profesor de gestión de carteras. Pero diversificación y contagio, son caras de la misma moneda como señala el profesor y director del laboratorio de ingeniería financiera del MIT Andrew Lo [12],
Una mayor integración financiera puede aumentar el riesgo de contagio ante un shock adverso negativo y lo que puede actuar como un canal de diversificación, también puede favorecer un contagio sistémico. En la ausencia de una intervención gubernamental adecuada, las transacciones financieras privadas de ciertas entidades como las anteriormente destacadas llevan asociadas un riesgo sistémico excesivo en la arquitectura económica mundial: son los conocidos “too big to fail”.[13] o en la terminología del modelo de conexiones corporatocráticas graficadas en la Figura 3 a continuación: “superconnected companies”:
Figura 3: Calibración red mundial de conexiones de propiedad entre empresas
Arquitecturas de prestación de dinero muy concentradas, son más vulnerables a shocks aleatorios correlacionados dirigidos a los “centros”. La ingeniería de toda la vida tiene bastante que decir al respecto, ya que aquellos que trabajan en el diseño de redes eléctricas ya se han preocupado con anterioridad sobre problemas similares de arquitectura óptima. En una red eléctrica integrada, el esfuerzo requerido para limitar la probabilidad de apagón global debido a un fallo local concreto es reducido, ya que si estas redes están bien diseñadas, suelen tener corta-fuegos para prevenir el contagio del fallo de una parte del sistema hacia el resto. En las finanzas mundiales esto no existe todavía.
La propuesta de finales de 1998 de Brooksley Born y Greenberger [14] al mando de la Comisión de Comercio de Futuros sobre Mercancias (Commodity Futures Trading Comission CFTC) de regular los mercados de derivados (OTC) absolutamente opacos iba en este sentido, pero ni interesó en 1998 con Clinton, Bush, Greenspan y Summers, al timón de la economía americana, ni ha interesado hasta ahora con Obama, Bernanke, H. Paulson y T. Geithner. ¿Por qué? Por la dependencia que tiene el lobbie financiero para obtener beneficios con respecto a las operaciones realizadas en estos mercados.
El shock adverso negativo de las subprime, en una parte del sistema económico capitalista provocó un contagio a nivel global que hasta la fecha ha costado a la población, 5 billones de $, más de 30millones de puestos de empleo y ha servido para enviar a más de 15 millones de personas al umbral de la pobreza según los apuntes del gurú N.Rubini [15]. Por no hablar de cómo estos fallos son capaces de destruir soberanías económicas nacionales y llevarse por delante democracias en nodos de la red de transacciones global que anteriormente eran considerados como privilegiados (veáse los casos de Grecia, Portugal, la intervención en mayo de 2010 en España, la salida de Berlusconi en Italia, etc).
Lejos de atisbar una estabilización con respecto a la tormenta de pulsos y deriva iniciada en 2008, seguimos sin saber donde terminará esta perturbación y otra bomba de tiempo parece estar gestándose [16]
c) Los diseñadores desprecian los corta-fuegos y/o están controlados por los nodos centrales
Los diseñadores del equivalente a nuestra red eléctrica hipotética anterior, son los abogados de la liberalización y des-regulación sin límites como el FMI, SEC, FED, BCE, etc y la verdad, es que han prestado poca atención a estos riesgos permitiendo e incluso fomentado que floreciesen estas situaciones de toma de riesgo excesiva. Estos corta-circuitos (como sería el establecimiento de controles a los flujos de capital siendo un claro ejemplo la Tasa Tobin (más sobre esto aquí [17] o aquí [18]) han sido despreciados incluso cuando las preocupaciones de un contagio negativo justificaban intervención masiva. Sólo después del primer estallido y con el temor al segundo gran “catacrack” procedente de Europa se han puesto las pilas en mejorar la calidad del capital que manejan tal y como muestran los acuerdos de Basilea III [19] y las inyecciones de dinero a lo balón de oxígeno, que comentábamos en este post [20]
Además, este desprecio por parte de los reguladores no sólo podría no ser debido a la falta de atención, sino que podría ser intencional o forzado por el control ejercido de ciertos lobbies sobre el poder político. Me refiero a la famosa casta mundial y “puerta giratoria” entre diseñadores de la red: políticos y nodos centrales de la red financiera que tanto hemos denunciado desde DRY. Un repasito a la historia económico-financiera reciente como el que hace Inside Job [21] muestra la retroalimentación que se ha dado con personajes tipo: A. Greenspan, L. Summers, Robert Rubin, F. Raines, R.Fuld, H. Polson, etc. (Ahora podríamos meter al señor M. Draghi en esta lista VIP)
Allan Greenspan [22], que fue el gobernador de la Reserva Federal Americana (el banco central europeo de los EEUU) desde el final de los tiempos de Reagan a la era Clinton-Bush ya trabajó elaborando informes justificando el exceso de riesgo, para uno de los jugadores más sucios del el crash de finales de los 80’, Charles Keating [23], que finalmente fue a la cárcel. Greenspan sería uno de los principales opositores a la propuesta de control sobre los mercados OTC de derivados y fijaría tipos de interés excepcionalmente bajos retroalimentando la burbuja tecnológica de 2001 que costó 5.000M de $ y por la que los bancos de inversión que estafaron a todo inversor, sólo pagaron en multas 1.400 M de $ [24].
Robert Rubin [25], [26] secretario del Tesoro (anterior ex director general del banco de inversión Goldman Sachs) sucedido en el puesto por Larry Summers ( [27] también profesor de economía de Harvard [28] ) en la era Clinton y Greenspan, forzaron la derogación de la Ley Glass Steagall [29] para permitir fusiones que resultarían en el Citi-Group []y habilitaron la Ley Gramm-Leach-Bliley [30]. Robert Rubin posteriormente haría 126M de $ como vice-consejero del CitiGroup. Summers ganó 20M de $ como consultor de un Hedge Fund en cuestiones de derivados.
Henry Paulson [31] fue el defensor de la eliminación del límite de endeudamiento de la Banca de Inversión cuando en 2004 estaba en Goldman Sachs provocando un aumento del leverage o coeficiente de endeudamiento en solo tres años de hasta el 1:33 (o lo que es lo mismo, dejando al sector financiero expuesto al colapso vs una simple caída en el valor del core capital del 3%) tal y como se puede ver a continuación en la Figura 4. Luego ocupó el puesto de Rubin, Summers con Bush y viéndose forzado a vender sus acciones meses antes del crash de 2008 se llevó 480M de $.
Para que nadie se pierda, los que canalizan el ahorro de la humanidad hacia inversiones improductivas en los centros financieros guiados por este criterio, actúan en función de la respuesta a: ¿Cada cuántos días si las cosas se ponen muy mal, podría mi empresa descapitalizarse?. Se mira siempre la cola inferior de la distribución de probabilidad de la valoración de activos de la empresa [33]. La respuesta a esta pregunta trata de articularse con inputs cada vez más sofisticados, pero la capacidad de simulación de eventos desastrosos (i.e de valores extremos que no gaussianos) de nuestra tecnología computacional aplicada, sigue lejos de ajustarse a los requerimientos de la tarea.
Esta sofisticación también es muy peligrosa. Ni los propios dueños del casino global llamado Wall Street en poco tiempo van a saber de donde les salen los cambios en los numeritos del VaR y lo que puede pasar, puesto que están utilizando 1) modelos estadísticos opacos cuya manipulación y computaciones interna no es observable [ver el caso de las superficies ocultas y/o de las cajas negras de los modelos de redes neuronales artificiales RNA [34]] y 2) sistemas automatizados como el high frequency trading que provocan mini-crashes globales súbitamente en fracciones de tiempo no observables por humanos para lanzar señales de compra-venta al utilizar algoritmos autómatas que se lanzan envites y faroles entre si [35].
2. ¿Es entonces deseable la integración financiera?
Un análisis de lo deseable de la integración financiera, debería balancear los costes con los beneficios de cada tipo posible de arquitectura y comenzar por preguntarse si hay maneras de diseñar la arquitectura financiera ideal, tal que se minimizaran los riesgos por abajo y se mantuviera la parte positiva asociada a la integración e interacción financiera entre países (en caso de que esto fuese posible). La cuestión que todos deberían estar preguntándose ahora es la siguiente ¿Puede llegar a ser mejor el aislamiento de la autarquía que la integración absoluta dados los problemas que está presentando ésta última? La respuesta es que depende.
Para analizar el coste/beneficio de estas arquitecturas se utiliza la idea de “utilidad esperada” [36], concepto que tiene en cuenta el promedio en el rendimiento de la integración/no integración para el país y también la variabilidad de este rendimiento, ya que en principio, el resultado de las cosas en materia económico-financiera y social es incierto como explicaba al comienzo con la idea de paseo aleatorio.
La utilidad esperada depende sobre todo de las formas de curvatura (no convexidades) de ciertos elementos del mundo real, que suelen abandonarse en los modelos y sin embargo, son esenciales para comprender algo de historia económica reciente tal y como recordaba Romer en su trabajo sobre crecimiento económico [37].
En aplicaciones computacionales matemáticas y económicas, suelen utilizarse como bloques constructores del modelo las tecnologías convexas y funciones de utilidad cóncavas (sobre todo por su conveniencia y tratabilidad matemática) y en estas condiciones analíticas, el compartir riesgos es siempre beneficioso. Nada más lejos dela realidad, cuanto más integrada globalmente está la economía, mejor dispersados están los riesgos dada la rentabilidad.
Si las tecnologías fuesen no convexas (menos tratable matemáticamente para el economista, matemático o programador, pero más realista) entonces el modelo nos diría que compartir riesgos podría reducir la utilidad esperada, siendo aquí el punto clave de la crítica, el hecho de que estas “no convexidades” están documentadas por todos lados en el mundo rea: estructuras de información, I+D, procesos de aprendizaje, externalidades o bancarrotas son ejemplos que pueden llevar a amplificaciones y refuerzos de la tendencia y que presentan esta forma matemática. No son cisnes negros ni mucho menos.
Por poner un ejemplo de no convexidad: una empresa experimentando un shock negativo, viéndose más cerca de la bancarrota, tendrá que pagar tipos de interés por el riesgo más alto percibido por el prestamista al dejarle dinero, implicando a su vez, un aumento probabilístico de un mayor declive en sus resultados en la cuenta de pérdidas y ganancias, reforzando la tendencia depresiva.
La buena noticia es que podemos empezar a imaginarnos un marco analítico (bajo muchos supuestos) que tenga en cuenta estas no convexidades para los reguladores y gestores de política económica, gracias al trabajo pionero de Stiglitz y Greenwald (2010) que ha habierto una línea de investigación en este sentido [38] y quizás en poco tiempo, tengamos una forma fiable de medir cuando existe o no un exceso globalización financiera más allá de la mera intuición brindada por los modelos desfasados, las ideologías y/o el sentido común.