¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

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melinton
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¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

Mensaje sin leer por melinton »

Pido perdón de antemano ante el tocho que os voy a largar. Cuando algo me interesa intento aclararme y para ello me lanzo a elaborar un discurso más o menos coherente. Mis pensamientos y mis dudas los he vertido en un blog. Aquí os dejo la dirección.
http://compromisoateo.blogspot.com/2011 ... uropa.html" onclick="window.open(this.href);return false;

¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

Parece claro que la reevangelización de Europa es un objetivo estratégico del papado de Ratzinger. Y eso por varias razones.

La primera es que, si las potencias europeas llevaron el credo cristiano por el mundo durante su expansión imperialista, también es posible que una ola de laicismo y de ateísmo en el viejo continente llegue a sus antiguas colonias con las que siguen manteniendo un contacto más o menos estrecho a nivel, por lo menos, cultural.

La segunda es que el centro del catolicismo está en Europa. Un centro de referencia debilitado en una estructura tan jerarquizada como la ICAR, provocaría movimientos del catolicismo en algunas regiones del mundo hacia distintas direcciones que lo desmembrarían.

La tercera es que, a pesar de que podamos pensar que el número de practicantes ha disminuido y que las costumbres y criterios morales que imperan en Europa cada vez se están alejando más de la influencia vaticana, lo cierto y verdad es que este abandono sociocultural no se ha plasmado todavía institucionalmente, por lo que el poder económico de la ICAR no se ha visto debilitado en Europa. Una buena parte del poder económico de la ICAR y de su influencia mundial en su conjunto sigue estando en Europa; pero el Vaticano no puede confiarse. Si los ciudadanos europeos presionaran directamente a sus gobernantes para que tomaran algunas medidas que pudieran debilitar el poder eclesiástico, el declive católico en Europa sería inevitable.

Y la cuarte es, en parte, un corolario de la anterior y es la constatación que en otros países desarrollados, especialmente EEUU, se está dando una influencia cada vez más preocupante del pensamiento religioso en la política; pero esta vez, dicha influencia no está liderada por el Vaticano. Un fortalecimiento de otras corrientes del cristianismo en el seno de la superpotencia mundial y con acceso directo al poder político, sin duda alguna, constituiría una competencia amenazadora a nivel mundial para la ICAR si ésta no pudiera oponer, a su vez, cierta influencia en Europa.

¿Existen algunas circunstancias que pudieran influir en la consecución de este objetivo estratégico de Ratzinger?

Sin duda alguna. La actual crisis económica puede amenazar el llamado estado del bienestar. Uno no puede estar seguro de si es la crisis la que está provocando el desmantelamiento del estado del bienestar; o es el propósito de desmantelar el estado del bienestar el que ha provocado la crisis; pero lo cierto y verdad es que Europa parece que está dispuesta a renunciar a proteger a sus ciudadanos de los vaivenes de la economía. Se pretende cambiar derechos sociales garantizadores de una vida digna y de cierta igualdad de oportunidades por beneficencia; y en este campo la ICAR puede maniobrar. La beneficencia de la iglesia puede hacer soportable la situación social sin que ésta explote. Además, los estados tienden algunos a externalizar los servicios que el estado presta a sus ciudadanos, como por ejemplo, la educación. Mantener la posición de la Iglesia en el ámbito educativo, garantiza su influencia en la sociedad en el futuro; por eso siempre se mostrará dispuesta a ayudar al estado a cubrir las necesidades educativas de la población. Pero es una irresponsabilidad manifiesta de los estados laicos y aconfesionales dejar en manos de una asociación religiosa la formación de los ciudadanos del futuro, a no ser que bajo cuerda se pretenda desde posiciones conservadoras establecer una especie de alianza entre la ICAR y dichas ideologías que rechazan el “excesivo” (en su opinión, claro está) papel del estado en la sociedad.

¿Cómo se produciría esta reevangelización?

Sorprende que el Vaticano apele a la libertad de conciencia y a la tolerancia para defender su postura, su influencia en el ámbito de la educación, su presencia en el espacio público y su supuesto derecho a proponer medidas que resalten la raíz cristiana de Europa. Sorprende precisamente porque, si en algo se ha caracterizado la historia de la Iglesia, es su intolerancia hacia aquellos que piensan diferente. Pero la Iglesia no habla de la misma tolerancia, ni de la misma libertad que puede entender el común de los mortales. No parece un ejemplo de tolerancia la oposición que la Conferencia Episcopal Española pretende liderar en España respecto al llamado matrimonio gay. A nadie se le obliga casarse con una persona de su mismo sexo; pero desde el pensamiento moral de la ICAR sí se pretende evitar que aquellas personas que quieran lo puedan hacer.

Desde el catolicismo se puede estar repitiendo la misma estrategia que utilizó Tertuliano en el pasado y que consistió en pervertir el significado de una palabra que hacía referencia a algo positivo y esencial para la sociedad en ese momento. Me estoy refiriendo a religio. En el mundo latino, religio nada tenía que ver con la verdad o falsedad de las creencias, ni con la moral personal. Mediante la religio, con sus dioses, ritos y demás, los ciudadanos se comprometían con sus ciudades en su mantenimiento y engrandecimiento. La superstición, en cambio, para los romanos hace referencia a aquellos ritos y dioses que corresponden a ciudades que han perdido su estatus de ciudad libre. Los cristianos fueron perseguidos no por sus creencias, sino porque no realizaban los ritos que les deberían comprometer con el servicio a su ciudad. Tertuliano, en su libro “Apologética” se apropia del término de religión para explicar las características del cristianismo. El movimiento de Tertuliano es audaz y en parte similar que el cristianismo realizó en el mundo heleno. El cristianismo se convirtió de ser una hairesis (escuela de filosofía) como las demás, a pretender ser la única verdadera filosofía. Ahora, el cristianismo se convierte en religión y el resto, incluso las antiguas religiones cívicas, en supersticiones.*

La ICAR pretende hacerlo con los conceptos estrellas de la sociedad actual y que son la tolerancia y la libertad de conciencia. La característica específica de la sociedad occidental es la heterogeneidad. Sólo es posible la convivencia entre posturas diferentes, e incluso, antagónicas, si se crea un espacio público basado en la tolerancia. Pero la tolerancia no implica necesariamente que se prohíba la crítica entre esas distintas posturas sociales, políticas, religiosas y demás. Incluso se puede decir que una sana controversia entre ellas resulta positiva para la sociedad que alberga estas posturas divergentes, ya que favorece que se termine por imponer la mejor de estas ideas. Es a partir de ahí, dónde la Iglesia católica empieza a intentar tergiversar el significado del concepto de “tolerancia”, en dos sentidos, uno, trata de hacer creer que cualquier crítica que recibe es una muestra de la intolerancia de sus adversarios hacia ellos y dos, pretende ocupar el espacio público como si fuera un derecho inalienable pero sin aceptar previamente la neutralidad del mismo, condición necesaria para que puedan convivir opciones divergentes o antagónicas entre sí. La neutralidad del espacio público implica previamente la construcción de un consenso mínimo entre todas las partes implicadas y que todas estén consideradas entre sí como iguales. Todas las personas pertenecientes a cualquier grupo tienen los mismos derechos y obligaciones en relación al modo de comportarse con el fin de mantener ese espacio público neutral. El único modo posible de construir ese espacio no puede ser otro que utilizando aquello que es común a todas las personas, la razón. Todo aquello que se puede transmitir de manera razonable puede facilitar la construcción de ese espacio público; pero las creencias que no se basan en la razón, sólo pueden mantenerse en un ámbito privado. La Fe cristiana entra evidentemente dentro de esa categoría que sólo puede mantenerse en el ámbito privado de la persona. No se puede transmitir razonablemente. Pero la religión cristiana, en sus orígenes, tuvo un marcado carácter público, la religio romana. Esa fue su fuerza, la que le hizo triunfar, al ser un vector que integraba a la sociedad de determinados momentos históricos. En este hecho se encierra, en mi opinión, la contradicción radical en la que se encuentra la religión católica y de la que sólo puede salir tratando, otra vez, de usurpar los valores de la sociedad actual. ¿Cómo? Primero, aceptando el vocabulario, aunque dándole un significado distinto; segundo, alcanzando una posición hegemónica dentro de esa sociedad; y tercero, hacer desaparecer, como si nunca hubieran existido, las corrientes de pensamiento contrarias al pensamiento cristiano; al apropiarse del vocabulario, su significado primero termina por desaparecer.

Actualmente, no lo tiene fácil. Primero debería unificar sus organizaciones, el proyecto ecuménico iría en ese sentido. Segundo, expresar el consenso laico actual en dos tipos de lenguajes que se puedan en cierta manera intercambiar entre sí: el normal, pero dándole ya un matiz favorable al credo religioso, y el otro, traduciéndolo a un vocabulario propiamente religioso. Y tercero, tratar de arrinconar a las organizaciones que se opongan a la religión institucionalizada. Esto no implica orden secuencial, sino simplemente, enumero las posibles salidas que le quedan a la ICAR para realizar tal reevangelización de Europa. No es necesario que sea una estrategia ideada en su conjunto conscientemente por las autoridades eclesiásticas. Pero sí puede darse una convergencia más o menos implícita entre los distintos autores cristianos y que termine por consolidarse y hacerse definitivamente consciente para todos ellos.

El quid de la cuestión siempre es el mismo: el cristianismo nunca se considera a sí mismo al mismo nivel que el resto. A partir de considerarse como la culminación del judaísmo, parece que ese complejo de superioridad le ha acompañado a lo largo de su historia. Ese complejo de superioridad le sirvió para posicionarse como la “única filosofía segura y apropiada” (como defendían los “filósofos” cristianos en el siglo I en el mundo heleno) y considerar a la persona que no aceptaba sus dogmas como malvada y merecedora de castigos sin fin, “no hay salvación para los que están culpablemente fuera de la Iglesia”, dijo Pio IX en 1854.

¿A qué nuevos territorios les llevará tal complejo de superioridad? Esperemos darles una cura de humildad y que no lo puedan averiguar.


*Para analizar la evolución del concepto de “religión” en el mundo romano me he servido del análisis que hace Maurice Sachot en su libro “La invención de Cristo”, 1998 Ed. Biblioteca Nueva, Madrid

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Sunami
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Re: ¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

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:z13:

Te has olvidado de pronosticar las futuras cruzadas 2.0 contra el islam. :c2:
"Marx decía que la religión es el opio del pueblo, yo digo que el opio del pueblo es la expansión crediticia" - Huerta de Soto

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Shé
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Re: ¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

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Sunami escribió::z13:

Te has olvidado de pronosticar las futuras cruzadas 2.0 contra el islam. :c2:
Futuras?

:wtf:
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Sunami
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Re: ¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

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Shé escribió:
Sunami escribió::z13:

Te has olvidado de pronosticar las futuras cruzadas 2.0 contra el islam. :c2:
Futuras?

:wtf:
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"Marx decía que la religión es el opio del pueblo, yo digo que el opio del pueblo es la expansión crediticia" - Huerta de Soto

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Shé
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Re: ¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

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Ya me he leído el "tocho". :lol:

Pienso que la clave está en la palabra "cristianismo". No olvidemos que las raíces católicas de Europa hace tiempo que se pudrieron y las distintas confesiones cristianas están solo en parte bajo la tutela de la ICAR. Incluso una parte nada desdeñable de esta misma organización está actualmente y de forma creciente enfrentada al Vaticano.

Ratzinger podrá tener su estrategia de reevangelización, pero tendrá que luchar contra los anglicanos, protestantes, ortodoxos, evangelistas ( :rolleyes: )... y, encima, contra sus propios católicos disidentes, mucho más cerca de la bestia negra de Ratzinger y Wojtyla, la teología de la liberación, que del Vaticano actual.

Y, por supuesto, contra una parte de la curia romana que no ha desaparecido con el triunfo de los dictadores, los llamados espirituales, que podrían votar a un próximo papa que intentaría, como los anteriores a Wojtyla, acercarse a la gente de a pie. Las intrigas de la corte vaticana son inexcrutables. 8-)

Tanto en un caso como en otro, su poder no depende tanto de lo que haga el Vaticano, sino de la evolución social de la ciudadanía europea. Y en estos momentos los ojos de muchos están volviéndose hacia el fausto y boato vaticano de forma mucho más crítica. En mi opinión, un papa menos burro que este, tipo Juan XXIII, sería más contraproducente para el laicismo que otro Ratzinger, pongamos por caso.

Ratzinger tiene demasiadas cosas en contra para darle la vuelta a la tendencia decadente de la fe en Europa. Empezando por su propia visión de las cosas.
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melinton
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Re: ¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

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Claro She, su estratégica tiene que pasar ineludiblemente por recomponer la unidad de acción entre las iglesias cristianas. Y claro no es fácil. Pueden unirse si lo ven crudo; si ven que el "enemigo" es duro y que su división les debilita en exceso. En el último viaje a Alermania, Ratzinger hizo guiños aquí y allá hacia las otras iglesias cristianas. Y en eso están, creo.

En cuanto a la cruzada contra el Islam; yo creo que la inmigración del norte de Africa, la presencia de las mezquitas en los barrios populares, "en la puerta de la casa", puede favorecer que gentes tomen esas creencias como extrañas, ajenas a su tradición y como movimiento reactivo se vea favorecido un movimiento de "reencuentro" con la "religión nuestra", la católica. Y en eso también están, creo.
Ah, y gracias por leerte el tocoho, jeje.

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Reficul
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Re: ¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

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A ver qué os parece esto:
La polémica social como estrategia publicitaria en la Iglesia Católica actual
Pedro Antonio Honrubia Hurtado
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=84267" onclick="window.open(this.href);return false;

“Llegados a este punto, podemos concluir que en el terreno de las recomposiciones individuales y comunitarias de la modernidad y dentro del mercado religioso con opciones múltiples para el consumidor, las diversas versiones religiosas -establecidas o tradicionales y innovadoras, oficiales y heterodoxas, mayoritarias y minoritarias, legitimadas y no legitimadas- se distribuyen la oferta de estructuras ideológicas y organizativas, de imágenes de identidad y de bienes simbólicos de salvación. Y se distribuyen también diferentes grados de transigencia, exigencia y transparencia según los casos particulares antes que según las etiquetas o el reconocimiento social. Por otro lado, la situación de competencia, el conflicto de intereses y los procesos de construcción de imágenes sociales y de estigmatización que suelen aparecer en este marco, han de hacernos pensar sobre todo en términos de relaciones de poder (como decían Berger y Luckmann, la confrontación de universos simbólicos alternativos siempre supone un problema de poder) y de lucha social por la legitimidad religiosa”[1].

I

En un mundo consumista-capitalista que vive de facto como si Dios no existiese, los espacios públicos reservados en exclusividad para la Santa Madre Iglesia tienden progresivamente a la desaparición. Si bien es cierto que en el mundo occidental-católico los fieles se siguen contando por millones, al menos en lo que al número de personas bautizadas se refiere, a nadie se le escapará que las prácticas cotidianas asociadas con esta religión tienden poco a poco a la marginalidad, en especial en lo referido a las conductas mayoritarias de los ciudadanos y ciudadanas. Muchos son los que se declaran católicos de puertas para afuera, pero pocos, muy pocos respecto de total, los que practican de manera consecuente los ritos y creencias vinculados con esta doctrina eclesial. Desde el amplio espectro de los auto-denominados creyentes pero no practicantes, hasta el no menos numeroso campo de los practicantes cuya conducta para con sus creencias se limita al acto formal de asistir a misa al menos una vez por semana, pero sin llevar a cabo con posterioridad un escrupuloso respeto por las principales pautas morales derivadas de la doctrina católica que dicen profesar (amar a Dios por encima de todas las cosas, amar al prójimo como a uno mismo, no mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, no usar ningún tipo de método anticonceptivo, dar de comer al hambriento y de beber al sediento, condenar la usura, no caer en la tentación de alguno de los principales pecados capitales: Lujuria, gula, avaricia, envidia, pereza, ira, soberbia, etc.) parecen ser igualmente millones los creyentes católicos que para nada viven en su práctica cotidiana temerosos de su propio Dios, sino que, muy al contrario, parecieran ellos mismos haberlo dejado completamente de lado, convertido en un mero formalismo ideológico al cual recurrir únicamente en caso de necesidad, pero al que se obvia y olvida el resto del tiempo. Reales, reales, verdaderamente creyentes y practicantes, pocos católicos quedan ya en occidente. Estamos pues dentro de lo que diversos teólogos, antropólogos y sociólogos de la religión han calificado como la época de la “religión a la carta”.

II

Religión a la carta es un concepto introducido en el debate sociológico de la segunda mitad del siglo XX por autores de prestigio como Berger y Luckmann, que viene a hacer referencia a esa actitud que parece haberse extendido entre los ciudadanos que se declaran creyentes (en el amplio sentido de la expresíon, no determinado necesariamente por la pertenencia a una religión o práctica concreta), los cuales toman del amplio espectro de la oferta religiosa existente los preceptos que le parecen más adecuados a su propia existencia cotidiana, dejando a un lado aquellos que no le parecen oportunos, aun cuando estos preceptos rechazados puedan ser puntos esenciales en la doctrina que dicen procesar. Digamos que es una forma de hacerse una religión al gusto del consumidor, como aquel comensal que entra en un restaurante y selecciona aquellos platos de la carta del mismo que le parecen más acordes con su posibilidades y gustos, dejando a un lado los demás, bien por no ser de su agrado en ese momento concreto, bien por no poder pagarlos. El resultado final puede ser una mezcla de varios ingredientes y condimentos de las diversas tradiciones religiosas y para-religiosas existentes, o bien una elección fundamentada en el núcleo central de creencias de alguna de esas tradiciones ya existentes, pero depurada de aquellos preceptos morales o rituales que no son del agrado del sujeto elector. Por ejemplo, el caso de un creyente que se declara convencido de la existencia de un Dios monoteísta, pero a su vez está convencido de la existencia de la reencarnación, o aquel individuo que se declara católico pero no tiene problema alguno en mantener relaciones sexuales antes del matrimonio o utilizar algún tipo de medio anticonceptivo durante las mismas. Ustedes mismo podrán completar la lista de ejemplos sin demasiada dificultad con solo mirar a aquellas personas que se declaran creyentes a su alrededor.

III

El resultado de esta dinámica de elección a la carta lo tenemos también de manera visible en la aparición de lo que estos mismos autores han denominado como un “mercado de lo religioso”, donde en un marco de pluralismo religioso la diversidad de creencias existentes compiten entre sí para poder llegar con la mayor fuerza posible al consumidor de lo religioso, asegurándose así, aunque solo sea de manera parcial, la adhesión del mayor número posible de sujetos a los productos morales o rituales por ellas ofertadas. Esto quiere decir que en Occidente, desde que la religión dejó de ser un elemento integrado en la esfera de lo público para convertirse en un componente de lo privado, las alternativas religiosas se han convertido en un verdadero producto de mercado, al cual han de llegar los potenciales clientes a través de sí mismos o del encuentro con los demás. Ya no existe una única religión ligada al Estado que tenga el monopolio exclusivo en temas morales y la capacidad exclusiva -amparada por ley- de llegar a los sujetos de nuestras sociedades, si no que, desde su estricta libertad, es el sujeto quien escoge, reflexivamente o no, la religión a la cual abrazarse de entre las múltiples posibilidades que se le plantean a su alrededor, entre ellas la propia irreligiosidad[2], y ya sea ésta una religión tradicional, ya sea alguno de los “nuevos movimientos religiosos” emergentes o ya sea simplemente una “religión a la carta” diseñada y determinada por él mismo. En este panorama, la publicidad de lo religioso, al igual que ocurre con la publicidad en cualquier otro mercado que se tercie, se convierte en un elemento fundamental para poder llegar de manera efectiva a los potenciales consumidores del producto ofertado por las diversas creencias existentes. Tan sólo aquellas ofertas conocidas por el consumidor podrán tener la capacidad de expandirse entre los creyentes, y a mayor número de sujetos conocedores de la existencia de tal oferta religiosa, mayor capacidad potencial tendrá esa oferta para mantener constante un número de fieles significativo, y con ello, que al final es de lo que se trata como con todo otro producto ideológico que se tercie, un cierto peso y capacidad de influencia dentro del orden socio-económico general.

IV

Evidentemente, en nuestra sociedad actual son las religiones mayoritarias las que gozan de un mayor conocimiento entre los potenciales consumidores de lo religioso, y en especial aquella religión que ha sido por siglos la religión tradicional y practicada de manera mayoritaria por los creyentes de estas tierras, el cristianismo. Pero eso no implica, en absoluto, que sea ésta la religión mayoritaria hoy entre los fieles occidentales. Muy al contrario, en la actualidad el cristianismo se ha visto completamente superada por la nueva religión de masas del siglo XXI: el Consumismo-capitalismo[3]. Una religión ésta, que aunque sin Dios sobrenatural reconocido, ha sido capaz de acaparar y dar respuesta a las principales exigencias subjetivas demandadas por los creyentes a las religiones tradicionales durante milenios: las orientaciones de sentido vital y las conductas éticas necesarias para llevar una vida acorde con los valores mayoritarios de la sociedad.

V

Si bien debemos situar en las revoluciones liberales acaecidas en el mundo occidental a finales del siglo XVIII el origen de esta progresiva sustitución del cristianismo por el consumismo-capitalismo como religión mayoritaria, ya que a través de ella se sentaron las bases necesarias para que la religión cristiana fuese paulatinamente perdiendo espacios de dominio público, tanto a nivel de las regulaciones jurídicas existentes, como a nivel de la capacidad directa para llegar a las nuevas generaciones a través del proceso de socialización, es con la transformación dada en la segunda mitad del siglo XX desde un capitalismo de base principalmente productiva a un capitalismo de consumo, cuando, a raíz de las propias necesidades económicas del sistema, emerge un nuevo modelo social de orientaciones vitales y comportamientos éticos que acaba por desbancar por completo al modelo de inspiración cristiana, precisamente por estar fundamentado en unos criterios antagónicos con las pautas centrales del cristianismo. El capitalismo de consumo exige un individuo cuya orientación vital esté determinada por la competitividad, el egoísmo y el individualismo extremo, pues son esos precisamente los principios que rigen a nivel global la sociedad de mercado y sus necesidades económicas, unos valores muy alejados de los postulados de amor al prójimo, la solidaridad y otros elementos centrales en el cristianismo. Así mismo, el capitalismo de consumo exige ante todo la existencia de un individuo consumista, un individuo al cual introducir de pleno en la dinámica de constante producción y venta necesaria para mantener al alza la economía consumista-capitalista, en una renovación constante del ciclo consumista que sostiene el crecimiento de los beneficios económicos de los poseedores de los medios de producción capitalista. Esto a su vez implica la conversión de la sociedad en una sociedad de naturaleza hedonista y constantemente sumergida en una filosofía del Carpe Diem. Si el mercado necesita de una continua emisión de nuevas necesidades sociales, si necesita de una continua venta de nuevos productos asociados a unos determinados componentes simbólicos, es lógico que la filosofía del placer inmediato, así como la de vivir intensamente el momento, se abran un hueco predominante en la acción moral de los individuos. Muchos son los productos etiquetados de manera simbólica como "placenteros", y muchos aquellos que sólo cobran un sentido de valor simbólico mediante su uso fugaz y ajustado al momento concreto de las exigencias del mercado y las expectativas sociales. Esta ética del hedonismo y el Carpe Diem es por definición una ética antagónica con los valores éticos propugnados por el cristianismo, fundamentados éstos en la contención del deseo, la afirmación de lo espiritual frente a lo terrenal y el no dejarse arrastrar por la tentación de lo pecados capitales, tales como la lujuria o la gula tan presentes en la filosofía publicitaria y existencial del capitalismo-consumismo.

VI

Si a todo lo dicho le sumamos el hecho innegable de un capitalismo-consumismo, en tanto que sistema de valores existenciales y morales, capacitado para llegar a todos los individuos del mundo occidental a través del propio proceso de socialización de los mismos, ya desde el ámbito familiar o la escuela y fundamentalmente a través de los omnipresentes medios de comunicación y la poderosa publicidad mercantil, y un cristianismo cada vez más desplazado de las instituciones públicas, sin prácticamente control alguno de los principales medios de comunicación y con una existencia casi residual en el global del proceso de socialización de los niños entre su propio grupo de iguales o las instituciones académicas públicas, el resultado es claro: en el actual mercado religioso el consumismo-capitalismo parte con una ventaja abismal respecto del cristianismo a la hora de acercar nuevos fieles hacia sus planteamientos y postulados; sus creencias, sus mitos y sus planteamientos morales y existenciales. En consecuencia, guste más o guste menos a los cristianos practicantes, en la situación actual el cristianismo se ve completamente incapacitado para poder competir en igualdad de condiciones con el capitalismo-consumismo. Con lo cual el único camino que le queda al cristianismo en este contexto para no auto-inmolarse, es la conciliación con el consumismo-capitalismo o, lo que viene a ser lo mismo, descartar la posibilidad de un enfrentamiento directo con el mismo y aprovechar los espacios morales o existenciales que aún perduran en la sociedad actual consumista-capitalista y mediante los cuales poder encontrar nuevas vías para expandir sus armas propagandísticas y mantener activo el discurso cristiano de cara al global de la sociedad. La idea no es devolver al cristianismo a un espacio hegemónico dentro de las creencias morales y existenciales de la sociedad, sino mantener al cristianismo en el candelero mediático y con ello no perder los espacios de poder e influencia que aún conservan en el global de la estructura socio-económica vigente.

VII

Es por ello que las diversas creencias religiosas cristianas en general, y la Iglesia Católica en particular, están abonadas desde hace décadas a la polémica social, sabedoras del potencial propagandístico que este tipo de debates tienen de cara al global de la sociedad. En cualquier polémica social que puedan meter la cabeza, allí está la Iglesia, y especialmente en aquellas donde se pueda encontrar un componente moral vinculado de una u otra manera con la tradicional doctrina católica en aspectos morales: el aborto, el matrimonio homosexual, el uso de métodos anticonceptivos, la investigación con células madre, etc. por decir algunas de las más recientes, o como antes ya ocurriese igualmente con el divorcio, las parejas de hecho, la maternidad fuera del matrimonio, etc. Es ahí, precisamente ahí, donde la Iglesia católica ha encontrado un filón para mantenerse contantemente presente en el panorama mediático consumista-capitalista. La polémica social en aspectos morales es el verdadero arma propagandística de la Iglesia Católica actual, mediante el cual mantenerse siempre visible de cara a la ciudadanía en medio de un ambiente mediático y sociológico general que le es completamente antagónico. Son temas estos donde el consumismo-capitalismo, al no tratarse de temas centrales para el funcionamiento de la economía capitalista, no tiene la plena hegemonía y, por tanto, la tradicional influencia del catolicismo sigue teniendo gran peso entre buena parte de la ciudadanía. Fomentar la disputa en estos temas garantiza a la Iglesia seguir manteniendo viva su presencia tanto en el escenario mediático general, como en la consciencia de millones de ciudadanos/as, al tratarse de temas donde sigue existiendo una gran polaridad social en base precisamente a los juicios de valor defendidos por siglos o décadas en la doctrina católica, una polaridad expresada fundamentalmente a nivel simbólico entre aquellos que siguen dejándose embaucar por los postulados defendidos en la teología católica y aquellos que se mueven en unos criterios más progresistas, cientificistas y acordes a la moral liberal emanada de las revoluciones liberales de los siglos XVIII y XIX.

VIII

Así pues, que a nadie le extrañe que el discurso de la Iglesia Católica en estos temas parezca ir siempre más encaminado hacia la sociedad en su conjunto que hacia sus propios creyentes, tal y como debería ser lo apropiado según la naturaleza laicista que nos envuelve. Eso de querer convertir en delito aquellos quebrantamientos de la ley moral de la Iglesia que como tales no deberían ser más que pecados, en realidad no deber ser visto como una presión política con la que atacar y combatir la naturaleza laicista del Estado (que también), sino principalmente como una mera estrategia publicitaria con la que aprovechar los pocos espacios morales y existenciales, mediáticos y propagandísticos, que en la actualidad no son dominio hegemónico del sistema de valores morales y existenciales consumista-capitalista, y con ello poder seguir manteniendo el discurso católico en el candelero y asegurar cuando poco el poder y la influencia que, a pesar de todo, sigue manteniendo la Iglesia Católica en el mundo capitalista, que no es precisamente poco en cuanto a privilegios políticos y económicos se refiere. Y por eso es también que las vallas publicitarias de la actual campaña de la Iglesia Católica en contra del aborto me parecen a nivel simbólico mucho más realistas que cualquiera de las homilías anti-abortistas que puedan verter en alguna de sus iglesias o catedrales. Mientras estas son únicamente para degustación de los fieles ya convencidos, aquellas son de pretendida influencia general para todos y cada uno de los potenciales consumidores de lo religioso inmersos en el mercado de ídem y con aspiraciones de hacerse su propia religión a la carta, aún cuando en esencia sean ya adeptos convencidos de la religión mayoritaria de nuestros días: el consumismo-capitalismo. Esperemos que a partir de ahora opten más por las vallas publicitarias, y menos por los discursos políticos a los que tan acostumbrados nos han tenido por tanto tiempo. Sería un alivio, además de ser, como digo, mucho más realista según la situación real de la Iglesia Católica en la actual sociedad religiosa consumista-capitalista.


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condimento
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Re: ¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

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La gente es muy fácil de manipular tanto se hable de consumismo como de creencias. Simplemente se deja llevar por lo que diga la tele, por la tradición, por el amigo de confianza......todo, menos recurrir a una opinión meditada. Y cuando la hace, se apoya en los anteriores ejemplos porque la decisión ya esta tomada antes de tiempo. Si acaso pensar un poco sobre los pros y contras sin llegar más allá de la prolongación de la nariz. Total, quién lee la letra pequeña de los contratos, quién se pregunta por la existencia de un ser imaginario. Cuatro, comparados con la masa.....Nuestras decisiones se cimientan en otros parámetros, no en la reflexión objetiva y diáfana.

Entiendo que somos gregarios y esto conlleva muchas cosas, por ejemplo no poder nadar contracorriente por temor a la exclusión social. No lo digo de forma literal, creo que me entendéis. Pero innovar, salirse del grupo, luchar.....requiere un recorrido mental y una fuerza de voluntad extras, algo que es más cómodo evitar. ¿Para qué complicarse la vida?

En esta tesitura la ICAR lo sigue teniendo sencillo para la supervivencia. Sólo necesita permanecer a la orden del día, estar en el candelero. Aunque sea con Rouco dando palos de ciego. Eso es igual, con aparecer en la pequeña pantalla ya genera un plus de atención, da igual que uno se fije o no en el contenido de la noticia. Es de lo que se trata, que los notemos vivos.

Desde un punto de vista objetivo es de risa, sí de risa, que haya una institución con postulados de la Edad Media y que no genere rechazo generalizado. Algo que se caería por su propio peso en una sociedad avanzada. Si viniera de fuera alguien verde, con antenas y una flauta en la nariz, alucinaría....¿Cómo es posible que haya instituciones en el planeta Tierra donde fe, esperanza y caridad son el eslogan? Evidentemente, éstos van a tardar en evolucionar.

melinton
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Re: ¿CÓMO SERÁ LA REEVANGELIZACIÓN DE EUROPA?

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[quote="Reficul"]A ver qué os parece esto:

[quote]
La polémica social como estrategia publicitaria en la Iglesia Católica actual
Pedro Antonio Honrubia Hurtado
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Comentando el escrito sobre la polémica social, estrategia publicitaria de la Iglesia; me parece muy interesante aunque me resulta dificil hablar de religión capitalista-consumista, a no ser que lo tomemos metafóricamente. No hay cuerpo doctrinal, rito, organización jerárquica, idea de transcendencia, etc. Otra cosa es que el actual sistema productivo hace que todo se mercantilice, incluso las religiones, y que, incluso la ICAR haya tenido que adaptarse a estos condicionantes y así nos encontremos con fenómenos de "religión a la carta". Otro ejemplo bien reciente fue el espectáculo mediático que se montó en las JMJs 2011, en las que importó más el envoltorio mediático que el contenido propiamente dicho del mensaje (que fue muy pobre y más de lo mismo) El fenómeno de la idolatria hacia el Papa ya que, mediaticamente es más potente la imagen de la figura que dirige la ICAR que, por ejemplo, explicar los dogmas del catolicismo; la alegría de los jóvenes en plan "viva la gente" que desarrollar de forma meditada la moral sexual de la ICAR, etc.
Pero yo tampoco estoy muy seguro que el sistema capitalista-consumista es visto como enemigo por la ICAR; sin ir más lejos, todos conocemos acérrimos defensores del sistema capitalista que son fanáticos beatos (Bush, Aznar y familia) Sin ir más lejos, las JMJs son patrocinados por empresas que hacen así propaganda de sus productos e imagen.

Cierto es que cristianos de pura cepa hay dos contados; pero como he dicho antes, aunque no haya seguimiento de los preceptos cristianos pero eso todavía no se ha traducido en perdida de poder institucional de la iglesia. Supongo que si esa situación se llega a prolongar, inevitablemente esa perdida de poder será casi definitiva.

Pero me interesar incidir en una idea que exprese en mi primer escrito y es la siguiente: la mentalidad religiosa intentará utilizar dos tipos de lenguajes intercambiables entre sí, uno, el normal pero intentando modificar de manera imperceptioble pero progresiva su significado (tolerancia, libertad de conciencia,...) y dos, expresar los consensos que hay en la sociedad actual en un lenguaje religioso, quizá en aquellos aspectos morales que son polémicos como dice el artículo. Así por ejemplo, José antonio marina JMJ en "Por qué soy cristiano" habla de la Providencia Divina como la acción del hombre que practica la caridad ¿por qué llamar la acción del hombre solidario y comprometido con su sociedad "providencia divina"? ¿La providencia divina no era otra cosa, la sabiduría del Creador que lo hizo todo de puta madre? Pues no. Ahora es simplemente la acción del hombre bueno. A esto me refiero con que se pretende decir los consensos del mundo actual con el lenguaje religioso. ¿No se podría decir la misma idea con un lenguaje más secular? Claro que sí; pero el lenguaje nunca es inocente. Además de producir polémicas y noticias, la ICAR adaptará su lenguaje (supongo) con ese fin usurpador.

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